La nieta de María, la modista.
Me acordaba en mi último post de María, la modista, mi abuela y me acordaba de las temporadas que pasé en su casa, los veranos, en As Pontes.
Hoy vuelvo a rememorarla porque paseando por Narón, en la zona de Alcampo y Odeón, me encontré una vieja conocida de mi madre que iba con su hija, nos presentó y le dijo: Rosana, mira es la nieta de María la modista. Casi me emociono.
Ama de casa y modista.
Y es que mi abuela María fue ama de casa y modista. Además, ayudaba en las labores de la matanza, del campo, me pedía la acompañara a misa. Era especial. Yo pienso que las modistas de antes en Galicia fueron las que abrieron el camino a los modernos talleres de costura y de confección a medida.
Y es que la confección a medida y la costura eran su pasión y como ya dije, me marcó, me marcó y creo que trazó mi camino y mi vocación, de lo cual estoy contenta.
Mi taller de costura.
En mi taller de costura, en un rincón especial, hay una vieja máquina de coser, de las de antes, de hace años, de las de manivela y cuando me siento cansada, voy a mi rincón, dejo la moderna máquina de hoy en día y acabo de coser en mi taller de costura en la vieja máquina y es que no es una máquina cualquiera, es la máquina de coser que mi abuela dejó señalado fuera para mi.
Y pienso, la nieta de María la modista, es feliz. Y cuando decaigo, cargo pilas en mi taller de costura en el viejo rincón donde como reliquia guardo la vieja máquina de coser de mi abuela y es que abuela, te lo digo, desde donde estás, cuando las cosas no me salen, siento como si tu mano, incansable, guiara mi mano en tu vieja máquina. Gracias, abuela, gracias porque me conozcan como la nieta de María la modista. Te debo mucho. Un abrazo, abuela.